En el año
1935, Marcelo Traversi (de quien ya publiqué una nota referida a su libro “Estampas
de antaño”) escribió para el número especial de “La Verdad” del día 9 de julio de aquel año, un artículo referido a la evolución de la arquitectura en Quilmes. El extenso escrito está acompañado de una serie de imágenes que, según se aclara en el mismo,
fueron aportadas por el autor. Dentro de esas imágenes, hay varias casas que
lamentablemente ya no existen. Otras, en cambio, sobrevivieron a la brutal e
inevitable ola de demoliciones de los últimos años. En estos casos,
acompañaré la antigua vista con una actual. Vayamos al artículo de Traversi:
Las distintas etapas de la edificación y la
arquitectura en Quilmes
Fracasada
la adaptación al lugar de los indios Quilmes: “Declárase al pueblo de los
Quilmes libre para toda clase de personas” el día 14 de agosto de 1812. De
inmediato se resuelve la división de su terreno y en marzo de 1818 el piloto
agrimensor Francisco Mesura entrega el plano e interviene en el sorteo de los
554 solares, 12 quintas y 72 suertes de chacra que lo componen entre los ya
posesionados y los peticionantes de donación que se obligan a construir en la
cesión: la casa., el pozo y el cercado, dentro del plazo de un año.
Los
primeros edificios fueron en su casi totalidad ranchos de dos piezas, de
quincho, con techo de paja a dos aguas, piso de tierra y un parral haciendo de
galería. Uno de ellos estaba en el año 1885 en Videla y Sarmiento. En igual
formato se hace después con pared de ladrillo, uno que está hoy (año 1935) en
Belgrano y Olavarría.
Casa con techo de paja. Las chapas sobre el mismo y la cocina se agregaron después.
Por último se hace igual con techo de tejas,
otro, en el año 1827, que está en la esquina de Lavalle y 25 de Mayo. Ninguna
tiene galería ni cocina. En algunas se prolonga el alero del bajo de las
puertas. Suple a la cocina una estufa hecha en unas, o un cobertizo hecho lejos
de la casa, en otras. La de la siguiente imagen está construida en una chacra edificada
en el año 1830.
Casa de chacra, con la cocina agregada más tarde.
Este tipo
de obra hecho durante un tiempo mayor de cincuenta años en solares y chacras de
aquí y Florencio Varela _ que antes formó parte de Quilmes_ ha sido la primera
manifestación de arquitectura, que se hizo estilo, de la aldea. Una de las
últimas casas, hecha en 1885, que está en la calle L. N. Alem 129, ya tiene
galería y cocina.
Durante la tiranía de Rosas se hacen
muchas casas con techo de azotea con tirantes de madera dura o troncos de
palmera, que toman proporciones mayores que las ya citadas; las construidas en
esquina no tienen ochava, hasta ese momento _salvo rara excepción_ después de
techada la casa; los únicos detalles de conclusión son: poner las aberturas,
hacer los pisos de ladrillo y revocar en bosta el interior y en cal al
exterior. En el año 1845 estaba ya construida la casa de dos pisos en Rivadavia
y Mitre, y en 1849 se hace la de la esquina de Rivadavia y
Sarmiento, suntuosa para esa época; que por su estilo renacimiento, no
desentona hoy frente a la plaza principal. Una clara visión del
porvenir de Quilmes han tenido quienes las han construido, en plena tiranía.
Casa de dos pisos en Mitre y Rivadavia, construida en 1845.
Casa en Sarmiento y Rivadavia construida por el cura párroco Andrés Ramos, vendida a Andrés Baranda, y luego del Dr. Antonio Barrera Nicholson. A la izquierda se ve parte de la Plaza San Martín.
Después
de la caída de Rosas, tomó aquí impulso la edificación. Se hace en 1858 en el
suburbio de ese entonces, una casa con techo de azotea al lado de la más
primitiva. Era el tipo de casa, más o menos grande usado por la
gente algo pudiente.
Casa de la calle 25 de Mayo y Lavalle.
Entre los
pocos maestros de obra de ese tiempo, el más capaz ha sido don Santiago
Laurnaga; quien en 1863 construyó la iglesia, y después, un gran número de
edificios, comprendido entre los mejores de ese tiempo.
En todo
el partido de Quilmes había 1.156 edificios en el año 1869 entre los cuales 783
eran ranchos y casas de los tipos de las figuras 1 y 2; diez casas de azotea de
tres cuerpos; 24 iguales de dos cuerpos; 265 de un cuerpo; y 76 casas de
madera. Entre esa época y 1900, la población de origen italiano y español en
mayoría, adopta para sus edificios los estilos de su país de origen. El
toscano, dórico, corintio y renacimiento predominan, aunque interpretados en
forma más o menos rudimentaria. La siguiente imagen presenta un grupo
de casas hechas todas entre el año 1871 y 1885.
Casas de la esquina S.E. de Garibaldi entre Mitre y Sarmiento.
La
población era estable. Pero las familias más pudientes tenían casa para su
residencia aquí y en Capital Federal. Los malos caminos y primitivos medios de
transporte, les hacía preferible residir aquí en el verano y en la ciudad en el
invierno; quedando al cuidado de un casero las viviendas. Esa costumbre hizo a
Quilmes pueblo de veraneo. Razón por lo que se edifican aquí muchas casas
quinta. Todas son de tres cuerpos, distribuidas en forma de H.
Casa quinta en la esquina de Yrigoyen y Brandsen.
Como
la tierra poco o nada costaba, la casa ocupaba siempre todo el solar. La
distribución no es problema; se hacen numerosas y amplias habitaciones, anchas
galerías y grandes patios. En estas como en las casas de gente pudiente,
siempre se hace la cochera al fondo, con piso alto y unida a ella un W.C. No
tienen cuarto de baño. Los pisos son de baldosas. Las casas amplias de alquiler
era común verlas el desocupadas en invierno y alquiladas todas antes de
diciembre. El automóvil y los buenos caminos modificaron ese carácter.
El
formato de distribución en L, era común para todas las casas. Las hechas en
esquina tienen una hilera de piezas a la calle en cada frente, la cocina al
final, un zaguán entre dos piezas comunicadas entre sí y la galería con el
largo de toda la casa. A mitad de cuadra es en igual forma; edificando todo el
frente y una hilera de piezas en la medianera.
Aparte de
las casas de negocio, casi todas en la calle Rivadavia o Mitre, de las no muchas
de familias pudientes, y las casas quinta, el resto de los edificios eran en su
casi totalidad del formato de los de las imágenes 1, 2 y 5 (las casas de azotea)
aunque algunas eran más grandes. Y hasta el año 1885, la casi totalidad de la
edificación del pueblo estaba en los solares comprendidos entre las avenidas
Brandsen, Centenario (Yrigoyen), Alberdi y la parte alta de la barranca. Hasta
1873 _fecha en que el agrimensor Paulino Silva la dividió en manzanas_ había un
horno de ladrillos en la quinta entre las calles Brandsen, Libertad, Guido y
Pringles denominado “de la Virgen”, lugar en que a profundidad mayor de un
metro se halló hace poco la bóveda de un horno de cuatro metros de diámetro
dividido en dos secciones, conteniendo gran número de huesos de animales y
algunos humanos _según versiones_ horno que no siendo a propósito para la
cocción de ladrillos, falta conocer su aplicación.
Entre los
años 1880 y 1890, en que el presidente Roca fomentó la inmigración, llegaron al
país muchas personas, con capital y espíritu de iniciativa. Terminada la
donación de los solares, el aumento de la población y del trabajo hicieron
tomar valor a la ocupación de la casa y a la tierra. Se comienza entonces, en
1890, por subdividir en lotes al lado N.O. de los solares. La iniciativa tuvo
poco éxito. Siete años después, se mata al vuelo una perdiz en “los lotes” de
Paso Y Brown. En 1900 vuélvese a poner en venta lotes de terreno en ese lugar,
y se alcanza a realizar operaciones. Hecha sistema esa forma de enajenación de
la tierra a pagarse en largos plazos, es adquirida por personas de escasos
recursos, a las que el alza del valor del alquiler que motiva el aumento de la
población, le hace conveniente construir su humilde casita. El éxito alcanzado
más tarde en esas ventas, las hizo extensivas a los solares como a las chacras.
Puede afirmarse que desde ese momento comenzó a extenderse el radio de la
población, edificándose en forma ininterrumpida _con alternativas de mayor o
menor progreso_ hasta hoy. Mucho han contribuido a ese adelanto, los nuevos
pavimentos hechos fuera de la zona céntrica. Siempre el número de casas
edificadas en cada año, es mayor en los terrenos vencidos por mensualidades,
que las construidas en los solares del antiguo pueblo.
La
subdivisión de la tierra, y el progreso alcanzado en el arte de construir, hizo
necesario abolir la vieja forma de distribuir, como también del formato de la
vivienda. En la distribución se crean nuevos locales y se cambia el trazado en
forma tal que hace posible el tener en poco terreno, todo lo necesario para la
vida cómoda; sin que por ello falte buena aireación, sol, y la perfecta higiene
que la hacen posible las obras sanitarias en servicio.
El
enriquecimiento fácil, propio del momento, se traduce en edificios
confortables. El extranjero, añorando quizás su patria, habrá querido tener en
esta _la adoptiva_ un retazo de su país representado con la casa típica de su
tierra. Solo lo dicho podría explicar la gran diversidad de estilos de
arquitectura que del
1900 hasta hoy, sin mayor análisis, se usan en Quilmes. Un cotage inglés, un
chalet francés o uno suizo embellecidos por la perspectiva en su lugar de
origen, al ser construidos aquí en lotes de diez varas de ancho entre dos
casas, producen la impresión de cosa puesta fuera de su sitio. Cuando esas
obras alcanzan regulares proporciones, dado el valor alcanzado hasta hoy por la
tierra, no puede una razón financiera, justificar el privarlas del mínimo de
terreno que exige el estilo elegido.
Los
materiales de cada lugar, condición de clima, costumbres, riqueza y gusto artístico
de la gente, determinan un conjunto de materiales y formas, bien definidos, por
responder cada detalle a una función necesaria. Eso es lo que a todos conviene
y todos usan. El tiempo lo hace estilo del lugar. Cada país o pueblo lo tiene,
Quilmes no. Se da la exagerada pendiente que conocemos al techo suizo para que
resbale, al caer, la nieve, y no para que sea más bonito. Si la pendiente fuera
menor, se detiene en él la nieve y se hunde. Aquí no cae pero se hace techo
suizo.
De los
muchos estilos aplicados en Quilmes, unos fueron más, y otros menos usados. El
Luis XV, que despertó gran entusiasmo, decayó al poco tiempo de aplicarse.
Igual fin ha tenido el Art-Nouveau. En cambio el bungalow inglés, y el chalet
francés son los estilos más usados hasta hoy, aunque no siempre
interpretados en forma acertada.
Casa de la calle Belgrano 631
La casa de Belgrano 631 aún en pié en 2010. Un tiempo atrás fue demolida, lamentablemente.
Casa en la esquina de Garibaldi y Libertad.
La casa de Garibaldi y Libertad en la actualidad
La
paralización de capitales que a consecuencia de la guerra se produjo por más o
menos una década, aminoró aquí en forma tan extremada el adelanto de la
edificación, que obligó a muchos contratistas de obras a cambiar de oficio.
Quilmes
ya tiene una casa de tres pisos: ese diminuto rascacielos para la ex aldea,
está ubicado en la calle San Martín al llegar a Olavarría.
La
posguerra impuso un problema en arquitectura, el mayor aprovechamiento del
espacio, y la disminución del costo de obra. De su solución surgió un nuevo
estilo, usado en Rusia y Alemania. Del mismo se han construido ya varias casas
en Quilmes. Esos edificios con grandes ventanales, amplios balcones y terrazas
a la calle, que le dan un algo de aspecto de barco, permiten al ocupante
aprovechar del ambiente interior como del exterior. Pero la repetición de sus
invariables motivos, que responden al principio igualitario, puede motivar su
decadencia _pasado el interés de la novedad_ si a tiempo no se le diera un
toque de arte.
Más usado es hoy el denominado moderno o futurista; estilo no bien definido aún, pero el cual permite a cualquier albañil, el sentirte un artista. Lo más difícil en arquitectura es el crear estilo. No siempre resulta arte, por consiguiente, la revelación del genio improvisado. Algunas creaciones de ese carácter que por largos años estarán en la fachada de muchas casas de Quilmes, cuando el estilo _si subsiste_ haya llegado a la pureza y definición de sus formas, podremos apreciar si es arte o no lo es.
Más usado es hoy el denominado moderno o futurista; estilo no bien definido aún, pero el cual permite a cualquier albañil, el sentirte un artista. Lo más difícil en arquitectura es el crear estilo. No siempre resulta arte, por consiguiente, la revelación del genio improvisado. Algunas creaciones de ese carácter que por largos años estarán en la fachada de muchas casas de Quilmes, cuando el estilo _si subsiste_ haya llegado a la pureza y definición de sus formas, podremos apreciar si es arte o no lo es.
Los datos
estadísticos proporcionados por la Municipalidad y que a continuación se
detallan, del movimiento de la edificación en este partido, demuestran, que a
pesar de la incertidumbre del ambiente, consecuencia en parte de la crisis
mundial, Quilmes ha progresado en forma ascendente.
Movimiento de edificación de tres años próximos pasados:
A pesar
de que la ciudad de Quilmes, como todos los pueblos antiguos, adelanta con
mayor dificultad que los de creación posterior, debido a los edificios viejos
existentes, la vista panorámica tomada de su lado S.O. desde la plaza principal
puede dar idea de la extensión ya alcanzada por su edificación.
Otras vistas tomadas de algunas calles céntricas, pueden demostrar el cambio que se ha operado desde los primeros edificios que hicieron estilo en el pueblo de los Quilmes, hasta los más modernos _de la hoy ciudad_ en los que se interpretan estilos y se aplican materiales, de lo más perfeccionado hoy en el arte de construir.
Vista panorámica de Quilmes.
Otras vistas tomadas de algunas calles céntricas, pueden demostrar el cambio que se ha operado desde los primeros edificios que hicieron estilo en el pueblo de los Quilmes, hasta los más modernos _de la hoy ciudad_ en los que se interpretan estilos y se aplican materiales, de lo más perfeccionado hoy en el arte de construir.
Casa de Alem 279, proyecto del ingeniero Juan Pollak, constructores Broeders y Braga; y chalet de Alem esquina Alvear, proyecto del arquitecto German Zundt, constructores Cairoli Hnos.
Las mismas construcciones hoy, despreciadas y convertidas en verdaderos cambalaches.
Casa de Rivadavia y Paz, proyecto del arquitecto German Zundt, constructores Cairoli Hnos.; y Rivadavia 430, proyecto del ingeniero Ricardo A. González, constructor Alfredo Fossati.
Las casas de la imagen anterior convertidas en un centro comercial.
Marcelo Traversi (autor del artículo)
Marcelo Pablo Scévola (Transcripción)
Fuente: periódico "La Verdad" (colección del autor)
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