Vino de
Italia, como tantos otros coterráneos que llegaron de aquella península del mediterráneo
a cambiarle la cara a la Argentina con su arte y su trabajo, y para hacer de
ella aquel maravilloso país de la primera mitad del siglo XX. En la rama
artística o laboral que se busque encontrarán cantidad de apellidos italianos;
la influencia de sus corazones y de sus manos nos marcó para siempre.
José
Mario Cecconi, artista plástico, obrero, poblador de Avellaneda, nació el 29 de
julio de 1894 en Capo Libery, Isla D’Elba (Liberno). Contando José con pocos
meses de edad, se embarcó la familia rumbo a Buenos Aires; aquí, en La Boca, lo
esperaba su abuelo que ya vivía en el país. En aquel barrio porteño pasó su
infancia para, ya adolescente, cruzar el charco hacia el sur e instalarse en
Avellaneda. Isla Maciel y Dock Sud serán su fuente de inspiración artística.
Estudió
dibujo con Santiago Stagnaro. Realizó una gran cantidad de muestras, tanto en
nuestro país como en el exterior. Una treintena de premios obtuvo en diferentes
salones, incluido el “Premio Único a Extranjeros” en la sección grabados del
Salón Nacional de 1948. Como grabador fue autodidacta, y esta rama del arte
pictórico de Cecconi es la que interesa a este artículo de Archivos del Sudeste,
particularmente como ilustrador de publicaciones.
Nuestro
artista ilustró libros de Leónidas Barletta, Juan Carlos Talbot, Juan Cunsolo y
Mareli de Agustoni utilizando las técnicas xilografía y aguafuerte (cuyos
procedimientos ya he detallado en el artículo dedicado a Gerónimo Narizzano)
https://archivosdelsudeste.blogspot.com/2018/07/geronimo-narizano-sus-ilustraciones.html . El escritor Leónidas Barletta le dedicó una cantata en 1972 que tituló “Cecconi, todo el Riachuelo” con ilustraciones que alternan con la mirada urbana y cruda de Barletta que deviene en admiración cuando dice de él:
https://archivosdelsudeste.blogspot.com/2018/07/geronimo-narizano-sus-ilustraciones.html . El escritor Leónidas Barletta le dedicó una cantata en 1972 que tituló “Cecconi, todo el Riachuelo” con ilustraciones que alternan con la mirada urbana y cruda de Barletta que deviene en admiración cuando dice de él:
Así Cecconi,
artista,
para llevar el
pan a su familia
a las tres daba
fin a la bohemia,
con el lucero
añil de la mañana,
y a las cinco,
al trabajo con la aurora,
en el taller
oscuro y crepitante.
Un puñado de
estopa
en las manos
grasientas
y en los labios
delgados
una enigmática
sonrisa
de obrero y
artista.
A
continuación veremos todas las ilustraciones de este pequeño pero entrañable
libro de Leónidas Barletta dedicado a José Mario Cecconi… y a “todo el Riachuelo”.
"Calle con lavandera"
"Regreso"
Veo a Cecconi
proletario
con su perro y
su loro
y su caja de
pomos
y a la pobre
señora renegando
por el olor a
tinta del rodillo
de entintar
y sacar copias
a dedo
del grabado en
peral o palo santo.
Veo a Cecconi
aguzando
varillas de
paraguas en desuso
para crear
finas gubias incisivas,
herramientas
inhallables de trabajo.
"Huerta en invierno"
"Casco hundido"
¿Saben?
este es un
hombre
que no cedió
jamás
por nada,
y que puso sus manos
educadas
y sabias, de
artesano y artista,
tan dóciles al
ojo,
a barrer la
viruta del acero,
a separar la escoria,
en la colada,
a limpiar la
brillante limadura
y a manejar la
fresa
y el brazo del
pilón inexorable.
Y mientras,
él volaba,
embebecido y sudoroso,
con la
imaginación
enfebrecida,
fuera del
taller, acre y humoso,
sobre los
malecones del Riachuelo.
"Cantina"
"El barco en la botella"
La Boca del
Riachuelo,
oh, gente
nueva,
no sé cómo
explicarlo:
es un brazo de
agua
irisada de
aceites
que corta en
dos mitades
el sur del Gran
Buenos Aires.
Allí deja su
aliento
el hombre de
trabajo;
echa en sus
aguas
día a día, gota
a gota
su sangre
coagulada.
Y Buenos Aires,
nuestra
provincia pampa,
bajo la Cruz
del Sur,
mitad mar de
cereales
y caballos
mitad mar de
espumas
y
corvinas.
"Estudio"
"El barrio"
"Nocturno"
Entre puentes
de hierro levadizos
y nostálgicos
botes de trasbordo,
de un lado del
recodo,
viejas
barracas, con olor a cuero,
cantinas
marineras,
y casas de
comida
para el turista
incauto,
enguirnaldadas.
Y en la otra
orilla
las fábricas
hostiles
y sus tiznadas
y altas chimeneas.
Más al sur,
cementerios
de barcazas
ventrudas
y covachas de
latas herrumbradas
donde pululan
cicatrizados perros
olisqueando los
pastos,
mojando anclas
que se anclaron
a sí mismas
cadenas
oxidadas que aún desdeñan
los cirujas,
esos raros
alquimistas del baldío.
"Casitas"
"Orilla"
"Atardecer"
"La gran vida"
"Botero"
La tapa de la publicación lleva la obra "Boca del Riachuelo"
Marcelo Pablo Scévola (investigación y transcripción)
Fuente: "XXXVIII Salón Nacional de Artes Plásticas"
"16 pintores de Avellaneda" de Gioconda De Zabatta
"Cecconi, todo el Riachuelo" de Leónidas Barletta