sábado, 22 de septiembre de 2018

Las distintas etapas de la edificación y la arquitectura en Quilmes (por Marcelo Traversi)


      En el año 1935, Marcelo Traversi (de quien ya publiqué una nota referida a su libro “Estampas de antaño”) escribió para el número especial de “La Verdad” del día 9 de julio de aquel año, un artículo referido a la evolución de la arquitectura en Quilmes. El extenso escrito está acompañado de una serie de imágenes que, según se aclara en el mismo, fueron aportadas por el autor. Dentro de esas imágenes, hay varias casas que lamentablemente ya no existen. Otras, en cambio, sobrevivieron a la brutal e inevitable ola de demoliciones de los últimos años. En estos casos, acompañaré la antigua vista con una actual. Vayamos al artículo de Traversi:

Las distintas etapas de la edificación y la arquitectura en Quilmes

      Fracasada la adaptación al lugar de los indios Quilmes: “Declárase al pueblo de los Quilmes libre para toda clase de personas” el día 14 de agosto de 1812. De inmediato se resuelve la división de su terreno y en marzo de 1818 el piloto agrimensor Francisco Mesura entrega el plano e interviene en el sorteo de los 554 solares, 12 quintas y 72 suertes de chacra que lo componen entre los ya posesionados y los peticionantes de donación que se obligan a construir en la cesión: la casa., el pozo y el cercado, dentro del plazo de un año.
      Los primeros edificios fueron en su casi totalidad ranchos de dos piezas, de quincho, con techo de paja a dos aguas, piso de tierra y un parral haciendo de galería. Uno de ellos estaba en el año 1885 en Videla y Sarmiento. En igual formato se hace después con pared de ladrillo, uno que está hoy (año 1935) en Belgrano y Olavarría. 

Casa con techo de paja. Las chapas sobre el mismo y la cocina se agregaron después.

      Por último se hace igual con techo de tejas, otro, en el año 1827, que está en la esquina de Lavalle y 25 de Mayo. Ninguna tiene galería ni cocina. En algunas se prolonga el alero del bajo de las puertas. Suple a la cocina una estufa hecha en unas, o un cobertizo hecho lejos de la casa, en otras. La de la siguiente imagen está construida en una chacra edificada en el año 1830.

Casa de chacra, con la cocina agregada más tarde.

      Este tipo de obra hecho durante un tiempo mayor de cincuenta años en solares y chacras de aquí y Florencio Varela _ que antes formó parte de Quilmes_ ha sido la primera manifestación de arquitectura, que se hizo estilo, de la aldea. Una de las últimas casas, hecha en 1885, que está en la calle L. N. Alem 129, ya tiene galería y cocina.
      Durante la tiranía de Rosas se hacen muchas casas con techo de azotea con tirantes de madera dura o troncos de palmera, que toman proporciones mayores que las ya citadas; las construidas en esquina no tienen ochava, hasta ese momento _salvo rara excepción_ después de techada la casa; los únicos detalles de conclusión son: poner las aberturas, hacer los pisos de ladrillo y revocar en bosta el interior y en cal al exterior. En el año 1845 estaba ya construida la casa de dos pisos en Rivadavia y Mitre, y en 1849 se hace la de la esquina de Rivadavia y Sarmiento, suntuosa para esa época; que por su estilo renacimiento, no desentona hoy frente a la plaza principal. Una clara visión del porvenir de Quilmes han tenido quienes las han construido, en plena tiranía.

Casa de dos pisos en Mitre y Rivadavia, construida en 1845.

Casa en Sarmiento y Rivadavia construida por el cura párroco Andrés Ramos, vendida a Andrés Baranda, y luego del Dr. Antonio Barrera Nicholson. A la izquierda se ve parte de la Plaza San Martín.

      Después de la caída de Rosas, tomó aquí impulso la edificación. Se hace en 1858 en el suburbio de ese entonces, una casa con techo de azotea al lado de la más primitiva. Era el tipo de casa, más o menos grande usado por la gente algo pudiente.

Casa de la calle 25 de Mayo y Lavalle.

      Entre los pocos maestros de obra de ese tiempo, el más capaz ha sido don Santiago Laurnaga; quien en 1863 construyó la iglesia, y después, un gran número de edificios, comprendido entre los mejores de ese tiempo.
      En todo el partido de Quilmes había 1.156 edificios en el año 1869 entre los cuales 783 eran ranchos y casas de los tipos de las figuras 1 y 2; diez casas de azotea de tres cuerpos; 24 iguales de dos cuerpos; 265 de un cuerpo; y 76 casas de madera. Entre esa época y 1900, la población de origen italiano y español en mayoría, adopta para sus edificios los estilos de su país de origen. El toscano, dórico, corintio y renacimiento predominan, aunque interpretados en forma más o menos rudimentaria. La siguiente imagen presenta un grupo de casas hechas todas entre el año 1871 y 1885.

Casas de la esquina S.E. de Garibaldi entre Mitre y Sarmiento.

      La población era estable. Pero las familias más pudientes tenían casa para su residencia aquí y en Capital Federal. Los malos caminos y primitivos medios de transporte, les hacía preferible residir aquí en el verano y en la ciudad en el invierno; quedando al cuidado de un casero las viviendas. Esa costumbre hizo a Quilmes pueblo de veraneo. Razón por lo que se edifican aquí muchas casas quinta. Todas son de tres cuerpos, distribuidas en forma de H. 

Casa quinta en la esquina de Yrigoyen y Brandsen.

       Como la tierra poco o nada costaba, la casa ocupaba siempre todo el solar. La distribución no es problema; se hacen numerosas y amplias habitaciones, anchas galerías y grandes patios. En estas como en las casas de gente pudiente, siempre se hace la cochera al fondo, con piso alto y unida a ella un W.C. No tienen cuarto de baño. Los pisos son de baldosas. Las casas amplias de alquiler era común verlas el desocupadas en invierno y alquiladas todas antes de diciembre. El automóvil y los buenos caminos modificaron ese carácter.
      El formato de distribución en L, era común para todas las casas. Las hechas en esquina tienen una hilera de piezas a la calle en cada frente, la cocina al final, un zaguán entre dos piezas comunicadas entre sí y la galería con el largo de toda la casa. A mitad de cuadra es en igual forma; edificando todo el frente y una hilera de piezas en la medianera.
      Aparte de las casas de negocio, casi todas en la calle Rivadavia o Mitre, de las no muchas de familias pudientes, y las casas quinta, el resto de los edificios eran en su casi totalidad del formato de los de las imágenes 1, 2 y 5 (las casas de azotea) aunque algunas eran más grandes. Y hasta el año 1885, la casi totalidad de la edificación del pueblo estaba en los solares comprendidos entre las avenidas Brandsen, Centenario (Yrigoyen), Alberdi y la parte alta de la barranca. Hasta 1873 _fecha en que el agrimensor Paulino Silva la dividió en manzanas_ había un horno de ladrillos en la quinta entre las calles Brandsen, Libertad, Guido y Pringles denominado “de la Virgen”, lugar en que a profundidad mayor de un metro se halló hace poco la bóveda de un horno de cuatro metros de diámetro dividido en dos secciones, conteniendo gran número de huesos de animales y algunos humanos _según versiones_ horno que no siendo a propósito para la cocción de ladrillos, falta conocer su aplicación.
      Entre los años 1880 y 1890, en que el presidente Roca fomentó la inmigración, llegaron al país muchas personas, con capital y espíritu de iniciativa. Terminada la donación de los solares, el aumento de la población y del trabajo hicieron tomar valor a la ocupación de la casa y a la tierra. Se comienza entonces, en 1890, por subdividir en lotes al lado N.O. de los solares. La iniciativa tuvo poco éxito. Siete años después, se mata al vuelo una perdiz en “los lotes” de Paso Y Brown. En 1900 vuélvese a poner en venta lotes de terreno en ese lugar, y se alcanza a realizar operaciones. Hecha sistema esa forma de enajenación de la tierra a pagarse en largos plazos, es adquirida por personas de escasos recursos, a las que el alza del valor del alquiler que motiva el aumento de la población, le hace conveniente construir su humilde casita. El éxito alcanzado más tarde en esas ventas, las hizo extensivas a los solares como a las chacras. Puede afirmarse que desde ese momento comenzó a extenderse el radio de la población, edificándose en forma ininterrumpida _con alternativas de mayor o menor progreso_ hasta hoy. Mucho han contribuido a ese adelanto, los nuevos pavimentos hechos fuera de la zona céntrica. Siempre el número de casas edificadas en cada año, es mayor en los terrenos vencidos por mensualidades, que las construidas en los solares del antiguo pueblo.
      La subdivisión de la tierra, y el progreso alcanzado en el arte de construir, hizo necesario abolir la vieja forma de distribuir, como también del formato de la vivienda. En la distribución se crean nuevos locales y se cambia el trazado en forma tal que hace posible el tener en poco terreno, todo lo necesario para la vida cómoda; sin que por ello falte buena aireación, sol, y la perfecta higiene que la hacen posible las obras sanitarias en servicio.
      El enriquecimiento fácil, propio del momento, se traduce en edificios confortables. El extranjero, añorando quizás su patria, habrá querido tener en esta _la adoptiva_ un retazo de su país representado con la casa típica de su tierra. Solo lo dicho podría explicar la gran diversidad de estilos de arquitectura que del 1900 hasta hoy, sin mayor análisis, se usan en Quilmes. Un cotage inglés, un chalet francés o uno suizo embellecidos por la perspectiva en su lugar de origen, al ser construidos aquí en lotes de diez varas de ancho entre dos casas, producen la impresión de cosa puesta fuera de su sitio. Cuando esas obras alcanzan regulares proporciones, dado el valor alcanzado hasta hoy por la tierra, no puede una razón financiera, justificar el privarlas del mínimo de terreno que exige el estilo elegido.
      Los materiales de cada lugar, condición de clima, costumbres, riqueza y gusto artístico de la gente, determinan un conjunto de materiales y formas, bien definidos, por responder cada detalle a una función necesaria. Eso es lo que a todos conviene y todos usan. El tiempo lo hace estilo del lugar. Cada país o pueblo lo tiene, Quilmes no. Se da la exagerada pendiente que conocemos al techo suizo para que resbale, al caer, la nieve, y no para que sea más bonito. Si la pendiente fuera menor, se detiene en él la nieve y se hunde. Aquí no cae pero se hace techo suizo.
      De los muchos estilos aplicados en Quilmes, unos fueron más, y otros menos usados. El Luis XV, que despertó gran entusiasmo, decayó al poco tiempo de aplicarse. Igual fin ha tenido el Art-Nouveau. En cambio el bungalow inglés, y el chalet francés son los estilos más usados hasta hoy, aunque no siempre interpretados en forma acertada.

Casa de la calle Belgrano 631

La casa de Belgrano 631 aún en pié en 2010. Un tiempo atrás fue demolida, lamentablemente.

Casa en la esquina de Garibaldi y Libertad.

La casa de Garibaldi y Libertad en la actualidad

      La paralización de capitales que a consecuencia de la guerra se produjo por más o menos una década, aminoró aquí en forma tan extremada el adelanto de la edificación, que obligó a muchos contratistas de obras a cambiar de oficio.
      Quilmes ya tiene una casa de tres pisos: ese diminuto rascacielos para la ex aldea, está ubicado en la calle San Martín al llegar a Olavarría.
      La posguerra impuso un problema en arquitectura, el mayor aprovechamiento del espacio, y la disminución del costo de obra. De su solución surgió un nuevo estilo, usado en Rusia y Alemania. Del mismo se han construido ya varias casas en Quilmes. Esos edificios con grandes ventanales, amplios balcones y terrazas a la calle, que le dan un algo de aspecto de barco, permiten al ocupante aprovechar del ambiente interior como del exterior. Pero la repetición de sus invariables motivos, que responden al principio igualitario, puede motivar su decadencia _pasado el interés de la novedad_ si a tiempo no se le diera un toque de arte.
      Más usado es hoy el denominado moderno o futurista; estilo no bien definido aún, pero el cual permite a cualquier albañil, el sentirte un artista. Lo más difícil en arquitectura es el crear estilo. No siempre resulta arte, por consiguiente, la revelación del genio improvisado. Algunas creaciones de ese carácter que por largos años estarán en la fachada de muchas casas de Quilmes, cuando el estilo _si subsiste_ haya llegado a la pureza y definición de sus formas, podremos apreciar si es arte o no lo es.
      Los datos estadísticos proporcionados por la Municipalidad y que a continuación se detallan, del movimiento de la edificación en este partido, demuestran, que a pesar de la incertidumbre del ambiente, consecuencia en parte de la crisis mundial, Quilmes ha progresado en forma ascendente.
      Movimiento de edificación de tres años próximos pasados:


      A pesar de que la ciudad de Quilmes, como todos los pueblos antiguos, adelanta con mayor dificultad que los de creación posterior, debido a los edificios viejos existentes, la vista panorámica tomada de su lado S.O. desde la plaza principal puede dar idea de la extensión ya alcanzada por su edificación. 


Vista panorámica de Quilmes.

     Otras vistas tomadas de algunas calles céntricas, pueden demostrar el cambio que se ha operado desde los primeros edificios que hicieron estilo en el pueblo de los Quilmes, hasta los más modernos _de la hoy ciudad_ en los que se interpretan estilos y se aplican materiales, de lo más perfeccionado hoy en el arte de construir.


Casa de Alem 279, proyecto del ingeniero Juan Pollak, constructores Broeders y Braga; y chalet de Alem esquina Alvear, proyecto del arquitecto German Zundt, constructores Cairoli Hnos.


Las mismas construcciones hoy, despreciadas y convertidas en verdaderos cambalaches.
  
Casa de Rivadavia y Paz, proyecto del arquitecto German Zundt, constructores Cairoli Hnos.; y Rivadavia 430, proyecto del ingeniero Ricardo A. González, constructor Alfredo Fossati.

Las casas de la imagen anterior convertidas en un centro comercial.

Marcelo Traversi (autor del artículo)

Marcelo Pablo Scévola (Transcripción)

Fuente: periódico "La Verdad" (colección del autor)

lunes, 3 de septiembre de 2018

Una ambulancia para el hospital de Bernal


      En julio de 1951, la Sociedad de Beneficencia Bomberos Voluntarios de Bernal y Hospital Dr. Julio Méndez recibió una ambulancia, en carácter de donación, por parte de la Caja Nacional de Ahorro Postal. El pedido había sido realizado por el doctor Vicente Carando al presidente de la institución Pedro Bonanni, quién ejercía ese cargo desde el año 1946 y lo haría hasta junio de 1952 cuando fue designado Ministro de Hacienda del gobierno de Juan Domingo Perón.


      El gesto “estaba inspirado en las disposiciones establecidas en la Carta Orgánica de la Institución, que autoriza destinar parte de las utilidades de cada ejercicio a obras sociales que signifiquen un auténtico beneficio para la colectividad” (1).
      El día de la entrega de la ambulancia se realizó una ceremonia en la que se encontraban, además de los ya citados, el presidente de la Comisión Directiva de la sociedad, Hugo Mascaretti; el Comisionado Municipal de Quilmes, Francisco Devoto Acosta; el presbítero Francisco Di Modugno; el Inspector General de la Comuna, Ángel Piccinini; los doctores Alberto Valdez, J. Saubidet, entre otros.

En la primera imágen puede verse en el centro a Pedro Bonanni, presidente de la Caja Nacional de Ahorro Postal. En la segunda, al presidente de la Comisión Directiva de la sociedad, Hugo Mascaretti, pronunciando su discurso. En la tercera, al presbítero Francisco Di Modugno bendiciendo la ambulancia. Y en la última, a los participantes observando el vehículo donado.

      Luego de entonarse las estrofas del Himno Nacional, el presbítero Di Modugno procedió a bendecir la ambulancia, la que fue ofrecida al hospital por el señor Héctor I. Beceyro, jefe del departamento de fomento de la Caja, quien pronunció un discurso del cual rescato algunas palabras:

      “Las asociaciones vecinales de fomento señalan en la vida de las ciudades y de los pueblos, lo que puede la constancia, el empuje y el desinterés de los hombres de buena voluntad, que toman a su cargo la tarea difícil de mejorar las condiciones de vida de sus convecinos. Nacen de un impulso generoso, generalmente no suficientemente comprendido por los futuros beneficiarios, y marchan entre la indiferencia de los demás y el apoyo y la incomprensión de los pocos que alcanzan a vislumbrar la trascendencia futura de la obra que se inicia y que alientan en sus corazones el amor al bien del prójimo. Muchas ilusiones, muchas esperanzas y pocos medios son, en síntesis, los elementos de que disponen los propulsores (…) Pero cuando la obra está realizada, el reconocimiento y el aplauso llegan espontáneos y calurosos, y ese es el premio al triunfo de la voluntad. La Caja Nacional de Ahorro Postal, institución de raíz típicamente popular, ha venido hoy a esta casa para traer su aporte en forma de una ambulancia., que ha de permitir perfeccionar los servicios  que presta el Hospital Vecinal de Bernal, uno de los organismos edilicios que merecen mayor consideración y que gozan de sólidos prestigios en la zona del Gran Buenos Aires. Así, las utilidades de la Caja vuelven a la sociedad en forma de obras de bien general y se cumple la consigna de dar al pueblo lo que es del pueblo (…)”

      Señor presidente de la Asociación Vecinal de Bernal: en nombre del señor presidente de la Caja Nacional de Ahorro Postal, que ha querido estar presente entre nosotros, pongo a vuestra disposición la ambulancia cuya recepción nos ha congregado en este acto, y en reconocimiento de que el grado de eficacia que han alcanzado los servicios de este hospital es el fruto de esfuerzo de los hombres capaces y desinteresados que dirigen sus destinos y de los que antes que ellos emprendieron la obra y previeron el futuro, invito a los presentes a que unamos nuestras manos en un aplauso, para los que ayer y para los que hoy trabajaron y trabajan en bien de los vecinos de Bernal” (2)

Casa central de la Caja Nacional de Ahorro Postal, ubicada en la esquina de Hipólito Yrigoyen y Solis, Buenos Aires, fue inaugurada en 1943 durante la presidencia de Ramón S. Castillo. 

      En nombre de la entidad beneficiada pronunció un discurso el señor Hugo Mascaretti, quien dio paso a Pedro Bonanni, presidente de la Caja. Bonanni fue el encargado del mensaje político como representante gobierno nacional, resaltando el “concepto justicialista” de la acción y “destacando la obra cumplida por el gobierno del General Perón en materia de construcción de policlínicos, hospitales generales y de especialización, sanatorios de llanura y de montaña, casas-hogares para mujeres, ancianos y niños, colonias de salud, jardines de recreación (…) La Caja Nacional de Ahorro Postal, ampliamente identificada con el criterio del General Perón, ha considerado que la Asociación Bomberos Voluntarios y Hospital Vecinal de Bernal a merecido el apoyo que se le presta para el mejor cumplimiento de su obra humanitaria” (3)
    La ceremonia finalizó con un vino de honor para los concurrentes.

Pedro Bonnani, presidente de la Caja Nacional de Ahorro Postal, pronunciando su discurso frente a la flamante ambulancia.

La ambulancia

      El vehículo en cuestión es un Mercedes Benz 170, aparentemente del tipo V, cuyo período de producción se ubica en los años 1949 y 1950, con lo cual, al momento de la donación, era un modelo de última tecnología.



 Notas: 

(1)    Revista “Ahorro”
(2)    Diario “El Sol”
(3)    Revista “Ahorro"


Fuente: revista "Ahorro"
             diario "El Sol"
             "Revista de Arquitectura"

Marcelo Pablo Scévola (investigación)