viernes, 28 de junio de 2019

Federico Fernández Larraín... "El trovador de Avellaneda"


      Y como la cuestión no es dividirnos sino volver a los tiempos en los que los límites de los partidos solo estaban en la guía Filcar y no en el corazón de las almas de nuestra región sudeste, es bueno que todos conozcamos a las personas que han dejado huella por estos lares.
      Hablar de Federico Fernández Larraín es hablar de Avellaneda; de la Avellaneda que era un hormiguero de laburantes en medio del humo y el vapor de buques y locomotoras; donde el paisaje fabril era acompañado por la música de las campanillas de los tranvías, de las estridentes sirenas de los barcos y, cuando al caer la tarde, como reza el tango de Sebastián Piana y Cátulo Castillo, “desde el fondo del Dock, gimiendo en lánguido lamento, el viento trae el acento de un monótono acordeón”.
      Fernández Larraín fue un hombre multifacético: la pintura, el dibujo, la historia, el periodismo, la poesía… todas estas actividades vieron en él un fecundo cultor.  En 1955, “La Carreta”, revista del Círculo Tradicional Leales y Pampeanos, publicó una de sus poesías llamada “Romance del Riachuelo de los Navíos”, un escrito que describe magistralmente al icónico río en su relación con nuestra historia y con la vecindad.

Revista en la que fue publicado "Romance del Riachuelo de los Navíos" en 1955.

      Dedicada a Carlos Foglia (autor de aquel maravilloso libro “El Riachuelo inspirador de artistas”, en el que, en su presentación, llama a Federico Fernández Larraín “el trovador de Avellaneda”) y a los artistas de la Galería Maipo, la poesía dice así:    

Riachuelo de los navíos,
voz de poeta te canta:
Serpenteadora corriente
abriendo un surco en la pampa.
Las naves de la conquista
descansaron en tus aguas,
sobre tu lecho de barro
se recostaron las anclas
y hubo revuelo de pájaros
en tus orillas de cañas
y el espejo de tu cause
copió el gonfalón de España!
Riachuelo de los Navíos,
vivo río de la Raza!
en tus recodos un hombre
armó de hierro sus barcas
aparejó sus cañones
tendió en el viento las jarcias
y en la aurora de la Gloria,
el despertar de la Patria,
sobre tus aguas tranquilas
guardó la pequeña escuadra!
El yunque de la Maestranza
llenó de nuevos rumores
a tus riberas de cañas!
El trabajo desde entonces
te hizo coronas de fraguas,
te engalanaron de muelles,
te empenacharon de fábricas
y desde todos los rumbos
de la rosa de los nautas,
llegaron altos navíos
pailebotes y barcazas,
bergantines del ensueño
deslumbradoras fragatas;
todas las proas del mundo
se copiaron en tus aguas!
Así una tarde cualquiera
asombrada vio la pampa
florecer en tus riberas
flor nueva de viejas razas!
Riachuelo de los Navíos
agua oscura, historia blanca,
anillos de nueve puentes
a nuestros sueños te atan,
quebrachos del varadero
te hacen más fuerte en el alma,
Riachuelo de los navíos
voz de poeta que canta:
te canta en tus aguas turbias
y en tus brumosas mañanas
con música de organitos
y sonrisas de muchachas,
con ojos de marineros
de ultramarina esperanza,
con rumor de cabrestantes
y resoplidos de máquinas
y con sirenas al viento
y banderas desplegadas
y luces de los semáforos
y tañidos de campanas
y estrellas que van rodando
del cigarrillo en la marcha!
Riachuelo de los Navíos
voz de poeta te canta:
Te canta en los viejos barcos
en sus proas y en sus jarcias,
en los dormidos timones,
en las carcomidas anelas
y en la fragata que un día,
como una paloma blanca
cruzó los arcos triunfales
de los puentes que te atan
para venirse a la Boca
mensajera de la Patria;
Riachuelo de Filiberto,
 de Quinquela y de Lacámera,
de Botto y Santiago Sturla,
voz de poeta te canta:
Riachuelo de los Navíos
y te canta en tus artistas
y en tus rapsodias te canta,
en los que pintan tus cosas
y los que encuentran tu alma
y en los barrios que nacieron
sobre la abolida pampa.
Duro crisol del trabajo,
duro crisol de la raza:
Isla Maciel y la Boca,
Avellaneda y Barracas!
Riachuelo de los Navíos.
Voz de poeta te canta,
voz de poeta se queda
flotando sobre tus aguas…

                                                      Federico Fernández Larraín


Marcelo Pablo Scévola (investigación y transcripción)

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